Por Nazly Mulford Romanos
Quiero despedirme de ti, hoy 14 de julio, día de tu aniversario. No se si es mucho o poco tiempo después de tu viaje al otro plano. Cuando la muerte irrumpe; se instala en primera instancia, la incredulidad del hecho, después nos sobrecoge un silencio poblado de preguntas que como pájaros, aletean en el duelo y por último constatamos esa ausencia que el tiempo nos revela: Ya no estás.
No puedo consultarte como mi paramédica preferida, ni reír a carcajada limpia con tu chispa de humor esparcido en tu voz sonora y veraz. Tu voz crítica de periodista amante de su oficio y que hizo de “El Detalle” en El Heraldo, una tribuna de denuncias de los problemas de Barranquilla y del país. Cuando te conocí, nos unió de inmediato el interés por ahondar en el universo femenino y en todos los rostros ocultos de la violencia contra las mujeres, y que lograste describir muy bien con tú estilo en la novela “Una Pasión Impresentable”. La editorial LunaMaga de la Fundación Cedesocial, bajo tu propia supervisión en el 2007, hizo la segunda edición y Yaneth Martinez y yo; tuvimos el honor de escribir el prólogo, porque nos sentimos felices de reconocer y contrastar con la realidad; el fascinante retrato de los imaginarios sociales en el Caribe colombiano. ¡Esa fue una de nuestras pasiones! Cuando hicimos el recorrido por algunos colegios de la ciudad, presentando la novela, en el programa de La Cueva “Escribir es lo que cuenta”, recuerdo que leíamos como libro de cabecera “Mujeres que corren con los lobos” de Clarissa Pinkola y encontré allí, una hermosa coincidencia entre Pinkola y tú. Esa coincidencia se resume en una frase contundente de Una Pasión: “Es más fácil obedecer que decidir”. Desde nuestros corazones pretendimos promover el ejercicio de la autonomía en el cómodo público de estudiantes. Ojalá Lolette, esta novela pueda ser nuevamente editada, porque es un referente en la literatura de las mujeres del Caribe, un gran referente de las desigualdades históricas de género, contadas con tu genial desparpajo.
Gracias Lolette por tu cercanía, por ser volcán y también oasis. Gracias por creer en Cedesocial como un proyecto de vida y empujar desde tu orilla el sueño de un mundo mejor, para toda nuestra gente. Gracias por tus certeras obsesiones y la crítica constructiva sobre qué hacer para que Barranquilla sea una ciudad más amable y con cultura ciudadana. Gracias por existir amiga y caminar juntas en el carnaval, en la playa, y en todos los lugares donde pudimos tejer siempre la vida misma.
Hoy te extraño. Espero que tú espíritu goce cuando escuche el magistral Señora Lola de Willie Colon y Hector Lavoe o los versos de Goytisolo que te traen a mi memoria:
“Pero tu nombre sigue aquí. ¡Aquí! Donde tú no estarías si una hermosa mañana con música de flores los dioses no te hubiesen olvidado”.
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