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En enero de este año estuve en el Hay Festival de Cartagena con la intención de escuchar a Ida Vitale, a quien confieso, conocí en el 2018 cuando ganó el premio Cervantes de Literatura. Fue emocionante verla, menuda y ágil a sus 97 abriles, rozando los albores de su centenario y más emocionante fue escuchar su voz tan clara:
“Sólo acepto este mundo iluminado
cierto, inconstante, mío.
Sólo exalto su eterno laberinto
y su segura luz, aunque se esconda”.
(Este Mundo)
Ida, es un icono de la poesía hispanoamericana, hizo parte de Generación 45, un grupo de escritores uruguayos que publicaban en revistas y periódicos ante la ausencia de casas editoriales. Angel Rama prefirió llamar a este grupo, Generación Crítica. Algunos de sus integrantes son Mario Benedetti, Idea Vilariño, Emir Rodríguez y Amanda Berenguer.
Ida nació en Montevideo. En 1973 la dictadura la obligó al exilio y vivió en México hasta 1984. Desde 1989 vive en Austin Texas.
En su libro Poesía Reunida (1949-2015) de Tusquets editores 2019, impreso en México, se recoge gran parte de su obra publicada. El escritor Alvaro Mutis se refirió al descubrimiento de su poesía y a la lectura de su obra, como “un placer que no se sospecha”. En búsqueda de ese placer insospechado guiada por Mutis, he vivido esta lectura, sintiendo como “A veces las palabras entran en un acorde” o como en su poema Recursos, la poeta explora :
“leer y releer una frase, una palabra, un rostro.
Los rostros sobre todo.
Repasar, pesar bien lo que callan.”
La riqueza del lenguaje de Ida se expone en toda su obra, afinada y podada en el transcurso de setenta años. En la revista Panorama Cultural, Antonio Ureña señala a Ida Vitale, como una representante de la poesía esencialista; “por sus poemas breves, cargados de simbolismos, su búsqueda de la precisión y sentido de la palabra”1
“No tiene prisa
Quien va a la claridad yendo hacia atrás,
A primordiales sombras”.
La vida surge como una fuente de agua que brota y baja por caminos quebrados en la poesía de Vitale. Su mundo engloba a todos los seres que preservan su existencia en la naturaleza de las estaciones, donde la primavera es esperada. Hay una emoción que rodea la palabra, el verbo y la profundidad de lo inenarrable en su esencia.
En Poesía Reunida hay una recopilación de libros de Ida, dónde los más recientes están en el inicio y los antiguos al final, algunos de ellos son Mínimas de aguanieve (2015) Mella y Criba (2010) Trema (2005) Reducción del Infinito (2002) Sueños de la Constancia (1984) Jardín de Sílice (1980) Cada uno en su noche (1960) Palabra Dada (1953) y La Luz de esta memoria (1949.
Su poesía es un canto permanente a la vida y a la libertad. Ida Vitale “ya fue y volvió”, de la mano de la poesía en este mundo. En el poema Fortuna, sus versos resuenan en mi esencia íntima de mujer que se construye y deconstruye; “haber podido hablar, caminar libre, ser en la noche un ser como en el día, ser humano y mujer, ni más ni menos."
Fortuna
“Por años, disfrutar del error
Y de su enmienda,
Haber podido hablar, caminar libre,
no existir mutilada,
no entrar o sí en iglesias,
leer, oír la música querida,
ser en la noche un ser como en el día.
No ser casada en un negocio,
medida en cabras,
sufrir gobierno de parientes
o legal lapidación.
No desfilar ya nunca
y no admitir palabras
que pongan en la sangre
limaduras de hierro.
Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la mirada.
Ser humano y mujer, ni más ni menos.”
Panoramacultural.com.co Ida Vitale poesía de la esencia y la existencia/ Antonio Ureña G. 19-04.2019
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